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Samán de Güere

Su Obra como Restaurador. 


El Samán de Güere es el legado histórico vegetal más antiguo de Suramérica, en torno a él giran historias dejadas oralmente por nuestros hoy extintas etnias arawuak.

Rescatado por el  Artista Plástico y Restaurador William Mercay quien entre otras posee una especialidad de postgrado en preservación de patrimonio. 

 Entre los años 900-950 mucho antes de la conquista, no éramos Venezuela, no teníamos nombres asignados por conquistadores, nuestros antecesores eran hombres libres y dueños de sus propias tierras, en la zona donde hoy esta el Monumento Nacional Samán de Güere, vivían nuestros indios arawak, descendientes de los arahuac esa zona era llamaba Güere que en la lengua indígena significaba "zona de rayado", era allí donde los indígenas locales cultivaban y cosechaban un tubérculo de nombre científico (Manihot esculenta) conocida popularmente como "yuca". allí la procesaban rallándola y era parte primordial de la dieta alimenticia, los arawak en la zona se caracterizaban por ser agricultores y pacíficos. El jefe de la tribu tenía dos características jerárquicas era el jefe del ejercito arawac y a la vez era el máximo guía espiritual, para ser chamán arawak era necesario ser el hombre más alto de la tribu, se debía de contar con actitudes de líder, de jefe y de buen hombre, debía de ser también un buen guerrero. 

La palabra chamán es de origen siberiano "shaman" que identifica hombre-dios-medicina. Obviamente también usada en la tribu arawak, se explica su uso por la emigración que hace millones de años hicieron otras etnias a través del estrecho de Bering y también por navegaciones migratorias de otros continentes. 

En este lugar nacían todos los niños arawak, por contar con protección divina, Se permitía la visitas a jefes de otras etnias para pactar acuerdos diplomáticos debajo de su sombra. Los arawuak cuentan que había una indígena de su tribu llamada Hirimay que debajo del Samán entraba en suave trance y con voz profética contaba historias a los niños arawak:

 Un Canto arawuak que recuerda a la india Hirimay,dice lo siguiente: 

- "Cuando ya no estemos con vida en esta tierra todavía vivirá nuestro Dios, aunque con el tiempo caerá por el olvido de los nuevos hombres, algunas manos de gente buena le levantará, el quedará en el alma de todo de quien le conozca nuestro Dios Árbol, el Samán de Güere nunca morirá..."

Al parecer un canto profético coincidió con la obra de restauración.   



El Samán de Güere simbolizaba al Dios Chamán encarnado, y los chaguaramos a los indígenas arawak ante el universo, los indígenas caribes adoptaron dicha palabra recordando sus guerras en contra de los arawak.

 La parte chata de las piedras eran usadas para cortar la carne, triturar los huesos y extraerle el tuétano de los animales cazados, el tuétano era condimentado con "Capsicum frutescens" en Venezuela "aji chirel", y se usaba para comerlo junto a una especie de galleta redonda de yuca, hoy conocida como casabe. 

Se podían preparar los alimentos en su entorno, pero estaba prohibido hacerlo bajo su sombra, debajo de él sólo era permitido alimentarse, previamente bañado en el Sagrado Río Tuelaw (hoy río de Turmero), los integrantes de la etnia que estuviesen amonestados por algún motivo no podían comer debajo del Samán, lo hacían a su alrededor sin pasar el limite de las piedras. 

Ya para los años 1524/1526 llegaron los españoles, en su afán por la conquista y adueñarse de las nuevas tierras, atacaron a los arawak atando a cientos de hombres mujeres y niños entorno al tronco del Samán de Güere, allí fueron fusilados, los que más resistencia ofrecieron fueron decapitados en las piedras y otros colgados de las ramas del Samán de Güere. 

 Unos pocos escaparon y decían que desde ese mismo día en las noches las almas de los niños, mujeres y hombres arawak asesinados, se posaban sobre el follaje del Samán en forma de luz, y que desde ese entonces el Dios Árbol lloraba todas la noches dejando caer una especie de lluvia. 

El Samán estaba cubierto de miles de cocuyos, luciérnagas que alumbraban al árbol como si fuera hoy día un árbol de navidad. 474 años después fueron encontradas en su corteza balas de la misma antigüedad que corroboran las historia contada por los últimos arawak, así como muchas osamentas de animales y fragmentos humanos entorno a sus raíces.

En el año 1559 bajo la sombra del Samán, cuenta la fábula, hubo un enfrentamiento entre el cacique Maracay y el Cacique Guaicaipuro, venció Guaicaipuro y observaba el cacique Güere quien había apostado su Oloc y el Guayuco de Mando, sin los ritos de costumbre los entregó y se marchó visiblemente enojado. 

Todo lo acá reseñado explica la importancia de este Monumento Histórico, como decía Nuestro Padre Libertador, “a inspirarnos en el alma de éste árbol”. Pero también vamos a enseñar a los niños las cualidades propias del árbol como su cobijo y su sombra para protegerlos. Despertar en los Niños la vocación por el trabajo y la organización social del pueblo. Promover la convivencia ciudadana para lograr la paz y la armonía. Nuestra misión es sembrar Samanes por todos lados, para que retoñen, se multipliquen y sean los protagonistas del futuro. 


Una anécdota curiosa de este árbol es que cierra sus hojas cuando amenaza lluvia y el cielo se oscurece, de ahí su nombre popular "árbol de la lluvia".